Viajar a Mons: Una ruta por la Capital Europea de la Cultura 2015

 Es una ciudad muy bonita con mucho encanto e historia

Mons, Bélgica

Nuestro tercer día en Bélgica y nuestro tercer día en la zona de Valonia. Esta vez nos dirigimos a Mons. Desayunamos rápidamente en nuestro hotel de Tournai y fuimos andando hacía la estación de trenes. Ojo: los baños estaban cerrados cuando estuvimos allí, así que si necesitas usarlos, hay que hacerlo antes de llegar, o no tendrás suerte. El tren mismo tenía asientos tipo mesa con unos banquillos con los respaldos muy rectos, no dejando mucho sitio para una buena postura. Menos mal que nuestro viaje fue corto (no más de una hora) y llegamos a Mons hacia las 11 de la mañana.

Mons, Bélgica

El hotel de Mons estaba relativamente cerca de la estación de trenes, aunque requirió que anduviéramos cuesta arriba, pasando una gran iglesia que luego aprenderíamos que no era la catedral. Pasamos también por la Grand Place y en unos pocos minutos llegamos al hotel que estaba céntrico, limpio y con unos empleados muy simpáticos (algo que siempre se agradece en los viajes.)

Mons, Bélgica

Decidimos que antes de empezar a explorar la ciudad de Mons, debíamos tomar un pequeño descanso para disfrutar de una cerveza en la Grand Place y situarnos un poco. Fue una idea estupenda a pesar del tiempo tan imprevisible. Sólo pasamos 24 horas en Mons, pero vimos el sol, las nubes y la lluvia durante ese tiempo. La cerveza nos la pusieron acompañada de un platito de dados de queso. No sé exactamente qué tipo de queso era, pero al ser un país menos tan generoso con las tapas que España, estábamos emocionados de ver algo para picar junto con la cerveza (¡y a mí me gusta mucho el queso!) Mientras contemplamos el paisaje nos dimos cuenta de que la Grand Place era justo lo que a lo mejor imaginarías leyendo una historia de Bélgica. El ayuntamiento era enorme, hecho de una piedra azul-grisácea que se había vuelto negra en algunos sitios debido al tiempo y los años. Era un poco como la Catedral del Aprendizaje en Pittsburgh, que también se ha vuelto negra debido a la contaminación y el mal tiempo. La plaza me recordó un poco al lugar donde bailaba Bella con sus libros al comienzo de “La Bella y la Bestia.” Igual no es la mejor descripción del mundo, pero sí que había una calidad de cuento en casi todo lo que vi en Bélgica.

Mons, Bélgica

Decidimos empezar nuestro recorrido visitando el famoso campanario de Mons más de cerca. El único problema de este plan fue el hecho de que se encontraba en reformas y no pudimos subir hasta arriba. Fue una lástima ya que mide 87 metros y parecía tener unas vistas igual de preciosas que las del día anterior en Tournai. A la vuelta de la esquina encontramos unas casas de ladrillo rojo y un cartelito que nos informó de que eran las “Casas Españolas”, llamadas así por su forma y que fueron construidos en el siglo XVI.

Mons, Bélgica

Un poco más allá en la misma calle del Campanario y las Casas Españolas, encontramos la Iglesia de Sainte- Waudru, construida en el estilo gótico. La iglesia es del siglo XV y se considera como uno de los monumentos más importantes de Mons junto con el campanario. Dentro, la iglesia era preciosa con unas vidrieras muy bonitas, obras de arte, esculturas muy bellas y techos imposiblemente altos. Mientras estuvimos allí estaban poniendo el escenario para algún tipo de concierto de coro. También había un cartel grande anunciando que Mons había sido elegido como Capital de la Cultura de Europa para el año 2015.

Mons, Bélgica

Salimos de la iglesia y aprendimos, después de haberla visitado, que en realidad no era una catedral. Creo que asumimos que por su tamaño y su presencia, tenía que haber sido una catedral y no una iglesia normal, pero resulta que Mons no tiene catedral oficial(un dato interesante). Esto lo aprendimos porque empezó a llover justo cuando íbamos a salir de la iglesia y al pararnos para sacar los paraguas estaba al lado el cartelito que explicaba la historia del edificio.En ese momento decidimos que ya era hora para encontrar un sitio donde comer. Pero, otra vez, nos despistamos con el horario español en cuanto a la hora de la comida, así que empezamos lo que pareció una búsqueda eterna por un restaurante que nos serviría el almuerzo. Aun así, la búsqueda resultó ser una buena manera de ver un poco más de las calles de Mons.

Mons, Bélgica

Creo que una de mis cosas favoritas en la ciudad de Mons fue encontrar los rincones escondidos y las calles curvadas de adoquines en el centro de la ciudad. Había muchos sitios que te invitaban a parar y sacar una foto. Nosotros paseamos por la calle de compras principal de Monscon mucha gente pero no demasiados restaurantes. Lo que nos extrañó bastante fue ver bastantes restaurantes chinos, que para nada parecía típico de Mons (seguro que perdimos algo por no conocer mejor la zona y al final llegamos a la Grand Place.) Y, más que nada por cansancio, almorzamos cerca del hotel.

Mons, Bélgica

Después de comer, y con más energía, continuamos nuestra visita a Mons. Deambulamos por una de las calles que desembocaba en la Grand Place, y la primera cosa que vimos fue el Conservatorio Real de Música. Ubicado en el número 7, Rue de Nimy, el Conservatorio es un antiguo convento del siglo XVII y se escuchaban frases musicales saliendo de las ventanas abiertas.

Mons, Bélgica

Seguimos por la misma calle hasta la Iglesia de San Elisabeth, construida en 1588 en estilo gótico. Dentro, lo que más me impresionó fue el hecho de que no había bancos. En su lugar, tenía filas de sillas con un respaldo muy recto, como las sillas que pondrías alrededor de la mesa de la cocina. Igual que muchas iglesias que vimos en aquel viaje, tenía ejemplos extravagantes de escultura y vidrieras preciosas que aprovechaban cada rayo de sol que lograba romper los cielos nublados.

Mons, Bélgica

Mons es una ciudad universitaria y queríamos ver un poco de lo que era la vida estudiantil, así que nuestra próxima parada fue la Universidad de Mons. Saliendo de San Elisabeth, no contábamos con que la Universidad estuviera a una buena caminata del centro de la ciudad. Pasamos una zona de calles adoquinadas con edificios pintorescos saliendo el centro. También encontramos un parque encantador y paramos a contemplar los paisajes bonitos. Había niños jugando al baloncesto, y aunque sólo durante un momento, nos pareció muy idílico.

Mons, Bélgica

Tras andar unos 10 minutos más, alejándonos del centro de la ciudad, nos encontramos en un campus de Universidad bastante moderno (en comparación con lo que habíamos visto hasta ese punto.) Lo que pudimos ver es que el campus parecía muy pequeño comparado con las universidades a las que asistimos nosotros (Pedro en Málaga y Madrid y yo en Pittsburgh y Nueva York), aunque eso era de esperar. Lo que me sorprendió del campus fue la falta de color. Los edificios eran muy sencillos y las sendas no tenían flores ni nada para decorarlas un poquito. Tampoco había muchos estudiantes, pero lo visitamos el día antes de una fiesta nacional por la tarde, así que no era el mejor momento para disfrutar del ambiente. Justo antes de salir del campus, encontramos un monumento a las víctimas de Hiroshima en forma de un jardín de rocas. Su sencillez nos hizo reflexionar y pararnos durante un minuto.

Mons, Bélgica

Caminamos lentamente de vuelta a la Grand Place, donde empezamos el recorrido y por el camino disfrutamos de nuevas calles de Mons. Es interesante, porque Mons está en algún punto intermedio entre un destino turístico y una ciudad para los lugareños y los estudiantes de la universidad. No encontrarás muchas tiendas dedicadas a vender recuerdos o guías, pero a la vez, Monsha sido elegida para ser Capital Europea de la Cultura en tres años. Supongo que con ese proyecto al horizonte, las cosas cambiarán. Pero por ahora, todavía se puede saborear el ambiente local y perderse por sus calles.

Mons, Bélgica

Ruskomendamos una visita a Mons con 4 boquerones. Es una ciudad muy bonita con mucho encanto e historia. Todo está bastante cerca y puedes ir andando para visitar casi todo en un día sin problemas.

Mons, Bélgica

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Abby Roule
I was born and raised in Pennsylvania, USA. I've lived in Reading and Pittsburgh (PA), in New York City for 6 years and in Spain for 5 years (in Madrid, Sevilla, Barcelona, and now Málaga). I designed Rusko!
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