El Oceanográfico de Valencia ofrece la oportunidad de aprender como conservar el medio natural

Desde que leyera la crítica y la experiencia de mi amigo Sele acerca del Oceanográfico de Valencia, decidí que si algún día me encontraba cerca lo visitaría. La primera vez que visité Valencia con Abby, estuvimos en la Ciudad de la Artes y las Ciencias, pero no nos dio tiempo a entrar y volvió a quedar pendiente. Una segunda vez no iba a pasar, así que durante el viaje que hice con mi hermano por tierras de la Comunidad de Valencia, aprovechamos para acercanos y disfrutar de la experiencia.

El Oceanográfico de Valencia es el acuario más grande Europa y alberga más de 45.000 ejemplares de los más diferentes ambientes acuáticos. A pesar de algunas críticas que alguna vez he escuchado sobre estos espacios, mi opinión es que merece la pena fijarse en la labor social, educativa y de conservación que llevan a cabo. Con esto ayudan a multitud de especies a que no se extingan, por culpa nuestra y no del ciclo natural. Por esto, el Oceanográfico de Valencia enseña a que los más pequeños y también los mayores aprendamos sobre nuestro entorno, y sobre todo lo respetemos.

Lo primero que hicimos fue asistir a una exhibición con delfines, que nunca antes había tenido la oportunidad de ver. Sabía que los delfines eran inteligentes, pero me quedé más que sorprendido con la capacidad de aprendizaje que demostraron. Tanto los entrenadores como el narrador saben llevar al público y tenerlo entregado haciéndolo participar, entrenarlos y contestar preguntas. La verdad que alguno de los saltos y ejercicios eran realmente espectaculares, y me entraron ganas de poder nadar con ellos. Cuando se quedan mirándote, ¡dan ganas de llevarse uno a casa! Los niños aprenden mucho acerca de estos animales, y sobre todo como ayudarlos para que conserven su entorno natural.

Tras el espectáculo con los delfines, el primer espacio que visitamos fue el del Mediterráneo, que baña las costas de mi ciudad de nacimiento: Málaga. A través de nueve acuarios que hay en el Oceanográfico de Valencia vimos animales conocidos como el pulpo o la sepia, y otros que ni siquiera había escuchado. Bueno realmente, durante toda la visita podría decir que me sonaban un 1% de los animales acuáticos que tienen. Son un total de ocho ambientes totalmente diferentes donde se pueden ver animales del Pacífico, del Ártico, de los humedales y de cada uno de los ecosistemas que existen.

Evidentemente no voy a hacer un recorrido de todos y cada uno de los animales que vimos, más que nada porque tenéis la web del Oceanográfico de Valencia y seguro que queréis conocer mis experiencias preferidas. Después de los delfines, que es insuperable, destacaría la sensación de tener a un tiburón a escasos metros y que a ambos nos separe un cristal. Son animales que realmente impresionan, e intento pensar en lo emocionante que tiene que ser para aquellos que han podido verlos en su entorno.

Los animales que más me llamaron la atención (aunque comprendo que todos tienen su interés biológico), fueron las morsas, las focas, los delfines, los pingüinos, las belugas y los tiburones. Una de las cosas que más me impactan es la fuerza de salto que tienen alguno de estos animales. Aunque los más pequeños también tienen un encanto especial, ya que algunos poseen colores o formas muy peculiares que les hace bastante originales. También las medusas, que me hacen recordar a cuando era pequeño y rondaban la playa, y la gente las cogía con su cubo.

Fue un día bastante especial donde lo pasamos en grande y aprendimos muchísimo sobre muchos animales. Por su labor educativa, de conservación y por la gran variedad de hábitats que podemos encontrar en este gigantesco acuario, ruskomendamos el Oceanográfico de Valencia con 4 boquerones. Si tenéis la oportunidad de visitarlo, no la desaprovechéis ya que podréis aprender y disfrutar un montón. Eso sí, tendréis que tomarlo con paciencia ya que ser el mayor acuario de Europa hace que requiera bastante tiempo de visita.