Parque Güell en Barcelona, la joya natural que nos dejó Gaudí

Parque Güell, en Barcelona, se ha ganado la fama que posee gracias a las genialidades arquitectónicas que Gaudí dejó inmortalizadas.

El Parque Güell es una de esas obras de arte arquitectónicas que cuando las ves, te demuestran que el hombre puede superarse a sí mismo. Pero antes de nada conviene centrarse un poco en la figura del genio Gaudí. Antoni Gaudí nació en Tarragona y fue uno de los máximos exponentes del modernismo catalán (hay interminables debates sobre este tema en los que no vamos a entrar). Cuando veo alguna de sus obras siempre pienso en la gran capacidad de su mente para desfigurar la realidad a través del arte, e impregnar su inconfundible sello personal. Cualquiera que haya visto una de sus obras y pasee por Barcelona, podrá reconocer al instante otra suya.

Pedro en Parque Güell en Barcelona
Foto-licencia de El Boquerón Viajero

El Parque Güell adquiere su nombre del rico empresario barcelonés Eusebi Güell, que compró y unió dos fincas (Can Muntaner de Dalt y Can Coll i Pujol) en la Montaña Pelada, para construir el actual Parque Güell. Güell, en su idea de urbanizar el terreno con un proyecto que tenía en mente, la compartió con su amigo Gaudí que sería el que ejecutaría la genial obra. Los continuos problemas en la construcción hicieron que ni el Güell ni Gaudi vieran la inauguración oficial acontecida en 1926. Desde entonces es uno de los lugares más visitados del mundo.

Fuente en el Parque Güell en Barcelona
Foto-licencia de El Boquerón Viajero

Comenzamos nuestra visita por la conocida como entrada principal, ya que hay más alrededor del parque. Ésta es la que nos llevó directamente a uno de los puntos más difíciles de fotografiar a solas, que me he encontrado en mi vida. Efectivamente aquí es donde se encuentra la escalinata que nos lleva a sala Hipóstila, y donde está el famoso ¿dragón o lagarto? Aunque nos quieran vender y digan que es un lagarto, yo me quedo con la versión de que es un dragón. Si te quieres hacer una foto a solas con el animal, te diré que es imposible, ya que deberás compartirla (si tienes suerte) con turistas ansiosos por hacer lo mismo que tú.

Al contrario de lo que pudieras pensar, la cantidad de gente no disminuyó en ninguna parte del recorrido. Para solucionar esto terminas concentrándote en disfrutar de los rincones, evadiéndote del agobio de la gente (aunque es complicado). Al final de las escaleras se encuentra una enorme sala que me dejó reflexionando. Me preguntaba cómo era posible construir algo que sostiene tanto peso con columnas todas inclinadas con ángulos diferentes y huecos entre ellas. Lógicamente no es más que física, pero no dejaba impresionar. Aquí vimos que era típico que cada grupo, pareja o persona coja para sí un hueco de columnas y se haga una foto con el techo de fondo.

Por si fuera poca belleza, encima de esta sala hay una gigantesca plaza de arena que seguramente os traiga buenos recuerdos a todos los que la habéis visitado. Se trata efectivamente de la plaza inundada de gente que tiene un majestuoso e inconfundible banco, al más puro estilo de Gaudí. Su forma de serpiente, sus preciosos azulejos y el arte que forma en general, es motivo obligado de fotografía para todo el que visita el complejo. Se conoce con el nombre de Plaza de la Naturaleza y las vistas son impresionantes.

Pedro y Abby en Parque Güell Barcelona
Foto-licencia de El Boquerón Viajero

Además de los puntos claves mencionados, cada rincón del camino alrededor del Parque Güell refleja el estilo del arquitecto, que supo impregnar su arte hasta en los pasos. Para cruzar de algunas zonas a otras Gaudí diseñó preciosos viaductos de gran tamaño, para poder pasear tranquilamente incluso con carros. Algunos de ellos son el Viaducto de las Jardineras, el Viaducto del Algarrobo y el Viaducto del Museo. Otro punto de obligada visita es el Turó de les Tres Creus (Colina de las Tres Cruces). Es el punto más alto del parque y se obtienen panorámicas impresionantes.

Para finalizar y aprovechando la visita decidimos visitar el Museo de Gaudí. Tras subir una larga cuesta y llegar a la entrada, nos dimos cuenta de que había que pagar 5,50 euros. Como ya estábamos allí y seguramente no volveríamos, decidimos que merecería la pena. La casa muestra alguno de los elementos del autor, tanto en las cosas expuestas como en la arquitectura misma de la casa. Desde nuestro punto de vista no merece la pena pagar la entrada por entrar al museo, ya que se hace corto por el precio pagado y no terminas de captar toda la esencia del arquitecto.

Vistas de Barcelona desde Parque Güell
Foto-licencia de El Boquerón Viajero

La entrada tiene un precio de 8,50€. Si llegas a pie como nosotros desde el metro, prepárate para subir, ya que está en la montaña, un rato de cuestas y escaleras (aunque por suerte algunos tramos son mecánicas). Sin duda el Parque Güell se ha ganado a pulso su fama, dado que refleja genialidad en cada rincón. Si pasas por Barcelona no dudes en hacer una visita al parque, ya que después de un mes en Barcelona podemos decir que es un rincón imprescindible.


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Pedro Ramirez
I was born and raised in Málaga, Spain. After living in Madrid, Barcelona and New York, I've returned home to enjoy the sun! I love to share the places I discover and write about them.
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Un comentario

  1. […] ha dejado más nombres, Gaudí se convirtió en uno de los iconos gracias a la Sagrada Familia, Parque Güell, la Casa Milá y por supuesto la Casa Batlló. Durante el mes que vivimos en Barcelona siempre […]

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