Con toques coloniales, serpentinas calles de ensueño y un precioso castillo, Begur es una excursión perfecta de un día en la Costa Brava.
Voy a ser totalmente sincera, nunca había oido hablar del pequeño pueblo de Begur en la Costa Brava de Catalunya. De hecho todo surgió porque puse en Google las palabras “dónde comer fideua, Costa Brava, España” y el primer sitio que me salió fue un restaurante en Begur. Aunque claro, no ibamos solo a viajar desde nuestro hotel en Empuriabrava, casi una hora, sólo para comer un buen fideua porque por muy foodies que seamos; hay límites.
Tras investigar un poco más aprendí que Begur también tenía un castillo del siglo XI que ahora sirve como un fantástico mirador con vistas de 360 grados del pueblo. Además tiene un centro histórico con casas que fueron construidas cuando España todavía hacía intercambios con Cuba. Todo esto fue suficiente para convencerme de que tenía que planear nuestra ruta.
Llegamos a Begur sin muchas dificultades gracias a nuestro GPS y seguimos los carteles hacia el famoso castillo y mirador. Subimos las serpentinas calles hasta que encontramos un parking cerca de la base del castillo. Mientras caminamos hacia el mismo me quedé enamorada de las flores y las piedras antiguas que vigilaban el pueblo con los cielos azules y vientos altos como testigos. Era como volver hacía atrás en el tiempo.
El castillo no está en las mejores condiciones, pero cuando consideras que tiene más de mil años, supongo que se pueden perdonar algunos de los toques estéticos. Fue construido cuando un señor feudal, Arnust de Begur, necesitaba una posición estratégica con unas buenas vistas para poder ver cuando se acercaban sus enemigos. A lo largo de la historia el castillo cambió de manos varias veces, pero hoy vienen turistas de todo el mundo a contemplar las espectaculares vistas del Mar Mediterráneo y los tejados del pueblo al estilo clásico español medieval.
Tras visitar el castillo nos dirigimos hacía el centro histórico con sus casas coloniales que tanto contrastes hacían. Resulta que cuando los españoles empezaron su comercio con Cuba había mucha gente de este pueblo que se fue a la isla, ganó una buena fortuna y volvió a construir una casa en Begur. Ahora hay muchos hogares que parecen recién sacados de la América colonial, pero en vez de Cuba, están en las colinas de la Costa Brava en Catalunya. ¡Vaya contraste! Las calles del pueblo son preciosas y cada casa tiene algún detalle único como un hierro en las ventanas, un jardín interior o patios coloniales llenos de plantas.
Para comer decidimos buscar algo cerca del mar para poder tomar un delicioso fideuá disfrutando de relajadas vistas. El sitio que encontramos estaba justo a las afueras de Begur en la Platja D’Aiguablava. Tuvimos que seguir una calle con muchos giros en una cuesta enorme para llegar al agua, pero una vez allí, las vistas nos dejaron sin aliento. La cala parecía un lugar secreto que sólo conocían los locales y que habíamos encontrado por suerte.
El restaurante, Toc al Mar, tiene una terraza muy grande (y menos mal porque viajábamos con nuestro perro, Dino). Cada mesa tenía unas vistas espectáculares del agua azul turquesa y la pequeña playa. Nos sentamos y pedimos una cerveza fresquita, contentos y celebrando haber encontrado el pueblo de Begur por casualidad. De entrante pedimos pan con tomate (Pa amb tomàquet o como nos gusta decirlo en Andalucía «pan tumaca»; aunque sea un neologismo del catalán aún no aceptado) y escalivada con salsa romesco.
Era la opción perfecta para picar mientras disfrutábamos de las vistas. Luego vino el plato principal: fideua de mariscos; ¡del que no dejamos casi ni las cabezas de las gambas! Y para rematar, la camarera nos convenció para probar uno de sus postres estrella: helado de regaliz con nueces garrapiñadas. Fue una comida perfecta para disfrutar al lado del mar y no queríamos que terminara, pero el cielo empezaba a oscurecer y pintaba que iba a llover, así que sabíamos que ya era la hora de despedirnos de Begur.
Si estás visitando Girona o la Costa Brava, recomendamos pasar un día en Begur. Y si quieres darte un capricho, llama a Toc al Mar para una reserva. De hecho, nosotros tuvimos que comer bastante tarde porque no había mesa hasta las 15:30. Como era domingo no pasaba nada, pero si tienes un horario más apretado, es bueno tenerlo en cuenta. Fue una excursión fantástica que sólo sirvió para enamorarnos más de otro rincón más en Catalunya.
¡Con leeros nos han entrado unas ganas de comer esos ricos manjares…! Que gran descubrimiento haber encontrado Begur verdad? Nosotros hemos estado un par de veces y nos encanta. Si tenéis la ocasión de volver os recomendamos mucho las playas Fonda e Illa Roja y las pequeñas calas que hay en Fornells, además de dar unos buenos paseos por el Cami de Ronda. El pueblo de Begur se puede visitar perfectamente en un día, pero a sus alrededores les dedicaríamos 3 ó 4 para disfrutar de sus preciosas playas tranquilamente. Un saludo pareja 😉
Begur es una maravilla. Uno de los pueblos más bonitos que encontramos cuando recorrimos Catalunya. Sin duda para volver más veces jaja!
Pa amb tomàquet!!!!! Significa pan con tomate. No pan tumaca, por favor
Buenas tardes. Efectivamente la traducción correcta es la que comentas. De todas formas, «pan tumaca» es un neologismo, a modo de préstamo lingüístico del catalán, adaptado fonética y ortográficamente al español (como podría ser fútbol). Al no estar totalmente aceptado aún, entendemos que es mejor poner «pan con tomate» como comentas y por tanto lo hemos cambiado. Muchas gracias por tan valiosa aportación.