Si vas a visitar la D.O. La Rioja, Thabuca sirve como perfecto anfitrión para conocer la región y sus vinos. Fue un honor recorrer las bodegas con ellos.
Hace unos años nos empezamos a aficionar poco a poco al vino. La verdad que no podemos decir que seamos expertos ni mucho menos, pero sí nos gusta aprender, comparar y sobre todo, catar vinos de cualquier rincón del mundo. Tanto a Abby como a mí siempre nos había llamado la atención la zona D.O. La Rioja (que abarca más allá de la comunidad con el mismo nombre). Aprovechando nuestro viaje en coche por el norte de España, no dudamos ni un momento en adentrarnos en la zona y qué mejor que Thabuca Wine Tours para hacernos de anfitriones en tan bella región.
Cuando decimos que nos hacía ilusión visitar la D.O. La Rioja, no solo queríamos conocer lo típico, si no ahondar en sus raíces y conocer el porqué de su fama. De entre la multitud de tours que tiene Thabuca, a cada cuál más interesante, nos propuso que si queríamos algo íntimo, donde poder estar más cerca de los bodegueros y tener una relajante jornada de vinos, pueblos y buena comida, debíamos coger el “Tour de vinos en pequeños grupos”, dirigido principalmente a personas de habla inglesa.
Temprano, en una preciosa mañana soleada de cielos azules, la guía de Thabuca nos recogió en la puerta del hotel donde nos esperaba una pareja de California que haría el tour con nosotros. El hecho de que esta excursión sea tan íntima, hizo que pronto conectáramos tanto con ellos como con el guía, ¡todo pintaba fenomenal! Antes de entrar en faena con los vinos, Elena, la guía, nos llevó a contemplar unas preciosas vistas de diferentes pueblos de la Rioja Alavesa. ¡No dábamos crédito a tanta belleza que desprendían los verdes campos de la Rioja Alavesa!
Por fin llegaba el turno de la primera bodega. La elegida era la Bodega Gómez-Cruzado, y para llegar a ella íbamos a cruzar de comunidad autónoma para bajarnos en la zona de la Estación de Haro. La primera impresión cuando nos recibieron fue la de estar en un lugar familiar, cuidado con mimo y donde todo el mundo estaba involucrado en que el vino se hiciera bien. Su origen se remonta a 1886, cuando un noble mexicano decidió elegir esta zona de la Rioja para montar su bodega. Tras pasear por las entrañas de la bodega y aprender cómo producen sus vinos, llegó el momento de salir a la terraza, con una impresionante temperatura, y catar sus preciados vinos.
En este momento apreciamos el porqué este tour es tan demandado y tan especial. Allí estábamos sentados los cuatro del grupo, Elena y la responsable de la bodega, en torno a una pequeña mesa con unos aperitivos y probando los diferentes vinos. Es esta cercanía y esta familiaridad, la que hace del tour algo inolvidable. Podríamos haber estado allí horas y horas, charlando, probando vinos y disfrutando del clima. Sus vinos me encantaron, y conseguí encontrarle buenos matices a todos ellos. Por este motivo decidí llevarme uno de sus reservas y guardarlo para una ocasión especial a la vuelta.
¿Queréis seguir catando vinos?, nos preguntó Elena. Por supuesto que sí, respondimos al unísono todos. Turno para un cambio total de concepto en la segunda bodega. Esta vez sí en la Rioja Alavesa, nos desplazamos hasta las Bodegas Baigorri. Ya hablamos de ellas cuando os contamos sobre nuestro viaje en el Enobús, así que os mandamos a ese artículo donde contamos nuestra agradable experiencia en esta bodega, que no nos importó repetir ya que nunca está de más aprender puntos de vista diferentes de una misma bodega y probar de nuevo sus vinos.
Como ya llevábamos unos cuantos vinos encima y el hambre empezaba a aparecer, ¡qué mejor momento para una buena comida tradicional! Elena nos llevó al restaurante comandado por Héctor Oribe en Paganós, un precioso pueblo muy cerca de Laguardia. Para esta experiencia solo tengo una palabra: espectacular. Espectacular la mezcla de tradición con toques modernos, que hacían de cada bocado una experiencia diferente. Desde los aperitivos, como unas sardinas presentadas en su propia lata de conservas pero perfectamente preparadas, hasta el Goxua, un postre casero típico de la zona que me encantó.
Tras la comida, que nos dejó listos para una siesta, era un magnífico momento para dar un paseo y conocer los pueblos y encantos de la Rioja Alavesa. Elena nos llevó a ver de cerca dos de las bodegas más espectaculares en cuanto a arquitectura: Marqués de Riscal (realmente el hotel junto a la bodega) y la Bodega Ysios. Los paisajes mientras íbamos de un pueblo a otro no paraban de dejarnos boquiabiertos – su verdor, sus cielos azules y cada horizonte provocaban estampas irrepetibles. Elena aprovechó también para enseñarnos El Ciego y el Dolmen de la Hechicera. ¿Sabías que en la Rioja Alavesa hay siete dólmenes? ¡Algo más que añadir a la interminable lista!
¡Y todavía no había acabado el tour, quedaba una bodega más! Si por la mañana habíamos visitado una bodega familiar y otra que destacaba por su innovación y arquitectura, por la tarde las Bodegas de Carlos San Pedro en Laguardia, nos iban a llevar a un mundo subterráneo. Y es que Laguardia es como un queso gruyere bajo tierra, donde lo que en su día era un laberinto con vías de escape, actualmente se ha convertido en un entramado de bodegas subterráneas.
Entramos a lo que en principio parecía una casa, sin saber lo que nos esperaba. El chico que nos guió, nos explicó de forma detallada todos y cada uno de los secretos de esta bonita y peculiar bodega familiar de más de 500 años. El principal beneficio de tener una bodega subterránea, es que permite unas condiciones óptimas para la crianza, como son temperatura y humedad adecuados con pocas variaciones a lo largo del año, silencio y oscuridad. El sabor y aroma de sus vinos acompañaron y pusieron un espectacular guinda a un precioso día.
El tour “Small Groups” de Thabuca es para aquellos que quieren una experiencia enológica que sea íntima y especial. Cabe remarcar que el tour es exclusivamente en inglés, tanto por parte del guía de Thabuca como en las bodegas. A nosotros lo que más nos gustó fue poder conocer todo tan de cerca y de forma tan privada. Estos detalles sin duda convierten cualquier experiencia en especial, y te forman un recuerdo imborrable. Haber contado con Thabuca para conocer los vinos de La Rioja, sin duda ha marcado una diferencia. Se les nota la pasión, el conocimiento y sobre todo el amor por hacer las cosas bien. ¡De corazón, gracias por la experiencia y por acercarnos la D.O. Rioja!