El Hotel Les Tanneurs es un lugar cercano al centro y lleno de encanto
El Hotel Les Tanneurs se encuentra aproximadamente a veinte minutos de la estación de Namur.Al llegar a la estación nuestro primer objetivo fue encontrar al hotel para dejar las maletas. Con la intención de ir conociendo la ciudad un poco, decidimos ir andando hasta el mismo y con la ayuda de un mapa pudimos llegar. La calle se encuentra un poco escondida y solitaria, pero pronto nos daremos cuenta de que estamos situados en pleno centro, que la zona es tranquila y que dentro es un alojamiento con mucho encanto.
El hotel era antiguamente una villa de once casas que fueron reformadas y agrupadas manteniendo el espíritu, y dándole un aspecto bastante rural y acogedor. Al entrar se respira un ambiente de desconexión que sumado al trato amable y sincero de la persona que nos recibió, ayudó a que se creara un primer vínculo positivo. Conforme caminas por dentro del hotel, recuerda a una estancia rural con un uso frecuente de la madera. Dispone de un restaurante con gastronomía refinada y de diseño (L’Espièglerie) comandado por el chef Jean-François QUARREZ. Además de éste existe otro restaurante en la primera planta (Le Grill des Tanneurs) para comer más abundante a base de carnes y productos locales. No tuvimos la oportunidad de probar ninguno de los dos.
Las 32 habitaciones de las que dispone este hotel son todas diferentes. Por ello nos centraremos en la que nos dieron a nosotros: la 308. Como punto negativo cabe decir que la accesibilidad, tanto del hotel en general como de las habitaciones, es bastante reducida, ya que tiene bastantes escaleras y no dispone de rampas de acceso. Dicho esto, nos sorprendimos muy gratamente al entrar a la habitación, por su diseño rústico, su amplitud y las vistas a la Ciudadela.
La habitación disponía de un salón amplio con una cama de matrimonio grande y muy cómoda (las almohadas quizá serían el punto negativo, que parecían cojines y personalmente no nos gusta este tipo y que no permitan elegir). Las ventanas de la habitación, aunque pequeñas, eran abundantes y con bonitas vistas a la Ciudadela y a las calles cercanas al centro. Lo que más nos llamó la atención de la habitación fue la disposición del baño, separado y con dos plantas. La primera para la bañera y cambiador, y la segunda para el lavabo. La habitación se asemejaba a una buhardilla con las maderas en los techos esquinados por la forma de un tejado.
El desayuno (de 7:00 a 10:30), que estaba incluido en el precio, era de tipo buffet con variedad de pan, bollería, quesos, embutidos, zumo de naranja natural que tú mismo te puedes hacer, café e infusiones. Cabe destacar la gran variedad de tés que tenían, recomendable el té verde con jazmín. Un desayuno bastante completo y con reposición continúa de todo. Al margen del desayuno, algo bastante importante es que disponen de Wifi totalmente gratuito que es bastante rápido al haber routers diferentes repartidos por grupo de habitaciones.
Como hemos mencionado las habitaciones son todas diferentes, por lo que el precio varía entre 40 y 215 euros. Esta variedad y rangos de precio es un punto bastante positivo. La que hemos descrito nosotros tiene un precio de 125€ la noche, siendo bastante positiva nuestra experiencia. Por su situación y estilo, el confort de la habitación, el servicio, el desayuno y el Internet gratuito (y a pesar de las almohadas que es algo personal y la accesibilidad limitada) ruskomendamos el hotel con 5 boquerones.