Tournai es una ciudad con mucha historia y una arquitectura muy bonita
Tournai fue la segunda parada de nuestro viaje por Valonia, Bélgica. Para daros un poco de historia y orientaros, voy a empezar por contaros por qué Tournai es importante históricamente. La ciudad se encuentra a la altura del Río Scheldt (que divide la ciudad por la mitad) y está a sólo 10 kilómetros de la frontera francesa. De hecho, uno de los primeros carteles que vimos al salir de la estación de trenes nos señalaba el camino a Lille. Es una ciudad llena de historia, ya que es una de las más antiguas de Bélgica.La empezaronlos Francos de la dinastía Merovingia, que usaron Tournai como centro de su reino durante el siglo V. Otra de las hechos importantes de la ciudad es el famoso pintor Roger de la Pasture (Rogier ven der Weyden), que es de Tournai. Y en la edad media, fue un centro para tapices junto con la exportación e intercambio de piedra azul-gris que es muy común en la arquitectura de Valonia.
Viajamos en tren desde Namur una mañana lluviosa de primavera con la esperanza de que el tiempo mejoraría al llegar a Tournai. Fue fácil encontrar el hotel (gracias a la tecnología de nuestros teléfonos móviles) y tras dejar las maletas en la habitación, la primera cosa que hicimos fue buscar algo para comer. Llegamos justo antes de la hora de comer y teníamos hambre después de haber ido andando desde la estación de trenes hasta el centro histórico. A diferencia del primer día del viaje, esta vez pudimos sentarnos y disfrutar de una comida típica de la zona. Elegimos un restaurante cerca de la Grand Place que se llamaba “L´Imperatrice.” El edificio en sí me recordó un poco a un Pub Irlandés, pero con una carta un tanto más belga. Pedimos unas cervezas locales (que venían acompañadas por una bolsa pequeña de patatas fritas marca Lay´s de sabor paprika y para comer “Carbonnades a la Leffe,” que resultó ser un tipo de carne guisada con una salsa de cerveza Leffe. El plato también llevaba patatas fritas y una ensalada pequeña aliñada con una salsa rica y cremosa. El ambiente era perfectamente relajado y el servicio muy bueno.
Después de comer, ya estábamos preparados para explorar la ciudad y la primera cosa en nuestra lista fue el campanario (El Belfroi). Como ya hemos mencionado, Bélgica tiene muchos campanarios. Sirvieron como puntos de vigilancia y también como monumentos, y Tournai tiene el suyo justo en la esquina de la Grand Place. Aprovecharé este momento para decir que la Grand Place de Tournai es justo lo que teníamos en mente de una Plaza Belga. Las fachadas de las tiendas son del tamaño perfecto, ninguna más llamativa que otra, casi como una fila de casas de jengibre. Son palacios de las familias nobles del siglo XVII. Detrás de la plaza se pueden ver las torres de la famosa Catedral que miden casi igual que el campanario. Mientras rodeas la plaza se puede ver una variedad de restaurantes, floristerías y negocios locales.
El campanario mismo ahora pertenece al UNESCO World Heritage, y tras paga un pequeño precio, nos dejaron subir andando una escalera espiral que casi no tenía fin, en esta torre del siglo XII. Mide unos 72 metros y desde arriba hay unas vistas espectaculares de la ciudad entera más los campos de las afueras. No podéis imaginar lo pintoresco y lo verde que estaba todo alrededor de los edificios. Tuvimos mucha suerte, también, porque el cielo se despejó y tuvimos una vista perfecta de todo. La torre tiene 43 campanas y mientras bajamos las escaleras para volver al suelo, nos llamaron mucho la atención las campanas sonando a la hora en punto.
Otra vez en el suelo, quisimos echar un vistazo más de cerca a la catedral medieval de Notre Dame. Es, sin lugar a dudas, el edificio más espectacular de Tournai. Fue construido en el siglo XII encima de unas fundaciones aún más antiguas y combina tres estilos de arquitectura diferentes: el romanesco, la transicional y el gótico. Hay cinco campanarios (que vimos antes desde la Grand Place.) Pero desafortunadamente, la catedral estaba bajo reformas cuando la visitamos y una parte bastante grande era inaccesible. A pesar de ello, las vidrieras y las esculturas eran impresionantes, y por dos euros, también vistamos los tesoros de la catedral.
Después de visitar la catedral decidimos entrar en una iglesia interesante que habíamos visto en la Grand Place. Era la Iglesia de San Quintín, construida en el siglo XVII y renovada varias veces desde esa fecha. Es fácil dar con ella y justo detrás de la iglesia hay un pequeño jardín muy bonito con sendas de tierra y árboles con sus ramas entrelazadas hasta formar un techo. Por dentro, la iglesia trasmite paz y es bastante moderna, y nos gustó casi como la catedral misma.
Se hizo tarde, y fuimos hasta el Museo Folclórico de Tournai. Pasamos un poco más de una hora viendo todo tipo de artilugios típicos de Tournai. Al salir del museo, estábamos listos para merendar algo y esta vez ¡tocaba un gofre! A lo mejor parece un poco fuera de nuestro carácter, pero decidimos sentarnos en la Grand Place para disfrutar de nuestro pequeño placer de final de la tarde. ¡El gofre fue todo lo que esperaba que fuera! Casi como una versión, aunque con más estilo, de los gofres que había probado en la feria años antes. Y las vistas de la Grand Place acompañaron perfectamente al gofre.
De allí decidimos dar un paseo hasta el Río Escaut y ver el puente medieval que fue construido durante los siglos XIII y XIV. En el pasado, el puente formó parte de las fortificaciones de la ciudad, pero ahora es un recuerdo de la historia que ha visto Tournai. El puente también es conocido como el “Pont des Trous” o “Puente de Agujeros” porque tiene tres aperturas lo sufrientemente grandes como para dejar pasar los barcos. También debería añadir que en las orillas del río hay sendas peatonales y bancos para disfrutar del paisaje.
Después de disfrutar la última luz de la tarde volvimos al hotel para descansar y arreglarnos para la cena. Ruskomendaríamos una visita a la pintoresca ciudad de Tournai con 5 boquerones, ya que es una ciudad con mucha historia y una arquitectura muy bonita. También ruskomendamos que (si tienes la oportunidad) aproveches una visita guiada porque estamos seguros de habernos perdido algunas de las historias interesantes que encierran estas calles. ¡Un día maravilloso, sin duda!
[…] de madera. La verdad es que jamás hubiera imaginado un museo tan grande dedicado al folclore de una ciudad como Tournai (cuya fama viene sobre todo de su magnífica […]