Lakewood Vineyards en el Lago Séneca, Lagos Finger, es una bodega y viña de tradición familiar donde los buenos vinos y el trato cercano son una garantía.
Día soñado de otoño, soleado, con las hojas cayendo y los árboles con la mayor variedad de colores que jamás haya visto. Esa fue nuestra entrada en Watkins Glen y mi mente no podía imaginar cómo eso podía mejorar. Pregunta tonta cuando uno está a punto de adentrarse en una de las más importantes regiones de vino del país. Nuestra ruta de vinos comenzaba con una preciosa bodega y viña junto al Lago Séneca, Lakewood Vineyards, una bodega familiar de la que ya habíamos leído muy buenas críticas, ¡qué emoción!
En 1951, un osado Frank Stamp, abandonó su Maryland natal y su profesión de dentista para acabar en una granja a orillas del Lago Séneca, ¡la aventura no había hecho más que comenzar! Allí, donde solo había plantados melocotones y manzanas, él decidió que por qué no también uvas. Así comenzaba un camino que con el tiempo fue creciendo y creciendo hasta tener hoy día más de 32 hectáreas (80 acres) con 14 variedades de uva, y una de las bodegas donde más arropados nos hemos sentido, tanto en la visita como en la cata.
Llegamos a la puerta y allí estaban tres simpáticos perros al sol tumbados. La bodega deja entrar a los perros, así que si viajas con tu mascota, es algo que nos encanta anunciar: ¡puedes llevarla! Entramos y el buen ambiente nos invadió rápidamente: ¿llegar a una viña y ser recibido por la abuela de la familia que sigue al pie del cañón con el negocio? La cosa no podía empezar mejor y allí estaba ella con toda la ilusión, dispuesta a enseñarnos el corazón de la fábrica donde la ilusión y el buen trabajo se transforma en ricos vinos. Nos preguntó si queríamos primero un recorrido por la bodega o probar los vinos, difícil pregunta, pero elegimos reservar el vino para el final.
Para enseñarnos todo el proceso Bev nos dejó en manos de su nieto, que con todo el cariño y pasión, nos explicó cómo y cuándo cogen las diferentes variedades de uvas, como las procesan, embotellan y finalmente las etiquetan. Entre las cosas que más nos gustaron está cómo usan la técnica de “Cold Crashing” para parar la fermentación y el intento de producir barriles con roble del Estado de Nueva York; algo que todavía está en investigación. Otra curiosidad es que Bev creó en 1996 el sello “Lago Séneca”, aunque por motivos de marketing todavía siguen usando el de Lagos Finger.
Como decíamos antes, Lakewood Vineyards cuenta con hasta 14 variedades de uvas, la mayoría del Lago Séneca y entre las que se incluyen algunas como la Riesling, Gewürztraminer, Cabernet Franc o Pinot Noir. Ellos viven justo enfrente, así que tienen ya pensado plantar nuevas variedades de uva para próximos años. La verdad que estábamos alucinados con cómo muchos miembros de la familia (hasta 9 nos contaban) trabajan día a día en diferentes partes de la viña y bodega.
Terminadas las explicaciones pasamos a la parte que más estábamos deseando, probar los vinos de los que tan buenos comentarios habíamos escuchado. En la sala de catas nos esperaba Tammy, súper simpática, dispuesta a explicarnos cualquier detalle que quisiéramos saber de los vinos. La cata se puede elegir con vinos secos y semisecos o con dulces. Nosotros nos declinamos por los más secos y nos dieron a probar primero los blancos y luego los tintos. Nuestros preferidos fueron el Gewurztraminer de los blancos y el Long Stem Red de los tintos, dos vinos que terminamos comprando. Otro que nos llamó la atención fue el Candeo, el favorito de Bev, muy similar al prosecco.
Más “contentillos” que al principio (por muy buen catador amateur que quiera ser uno es imposible el hecho de no beberse tan buenos vinos), no podíamos irnos sin comprar algunas botellas de los vinos que más nos habían gustado. Los precios son muy buenos (teniendo en cuenta que el estado de Nueva York es uno de los que más tasas carga), así que cargados de nuevos vinos dejamos a la familia que tan bien nos trató.
Si visitáis los Lagos Finger y decidís ver la zona de Watkins Glen y el Lago Séneca (algo que recomendamos encarecidamente), la ruta de vinos es una actividad que no te puedes perder. Como sabemos que con tantas opciones es difícil elegir qué viña visitar, te lo ponemos fácil: ésta combina buenos vinos, tradición familiar y un ambiente que te envolverá desde el principio. Tanto si eres más de vinos dulces como secos, Lakewood Vineyards tiene algo para satisfacer tu paladar. Ruskomendamos una visita a Lakewood Vineyards con 4 boquerones.