Viajar a Gotemburgo (Suecia) : Los encantos de la ciudad (3/3)

Termina nuestro increíble viaje a Gotemburgo con comidas deliciosas

Gotemburgo, Suecia

A la mañana siguiente fuimos a una pequeña y curiosa cafetería por la zona donde mi amiga vivía. Parecía como una casa, pero cuando entrabas te encontrabas una vitrina lleva de pasteles y tartas. Había mesas de madera alrededor y nos sentamos en las sillas que daban a un ventanal, aunque no hubiera mucho que ver en el exterior desde nuestra posición. Tras dar vueltas con la carta, decidimos que el perfecto “brunch” sería tener un “desayuno de chocolate”, y saltarnos el almuerzo dado la temprana hora a la que cenaríamos. Pedimos un trozo de tarta de chocolate y un “mocha latte”. El desayuno estaba delicioso, y el café nos dejó felices y listos para comenzar nuestro día.

No iríamos muy lejos, ya que justo a la derecha conforme bajabas la calle de nuestro escondido café, se encontraba una pequeña y extraña tienda de zapatos. Mi amiga me dijo que ella había encontrado cosas geniales en esta tienda y que debíamos ir a echar un vistazo. Irónicamente, me encontré un par de zapatos geniales en blancos con diferentes colores, y una especie de estampado de cachemir. Eran muy singulares, y la verdad es que los he usado muchas veces y aun así me siguen encantando. Encontrados en una pequeña tienda de un barrio pequeño de Göteborg, ¡quién lo hubiera dicho!

Gotemburgo, Suecia

Cogimos el tranvía hasta el Museo de Ciencias de Göteborg donde mi amiga y yo pasamos un rato increíble con todas las exhibiciones interactivas. Este museo realmente merece la pena visitarlo. Cuando entramos, lo primero que hicimos fue ir directamente a la planta superior con el fin de recorrer el museo hacia abajo. Allí tenían expuestas exposiciones sobre el Ártico, el lluvia en la selva, el océano, el cuerpo humano, los animales, y casi cualquier tema que pudiéramos pensar que está relacionado con la ciencia. También tenían muchas exposiciones interactivas para niños y adultos. Fue muy divertido, y, por supuesto, nos tomamos fotos tontas de nosotras mismas en nuestra visita al museo. Creo que mi parte favorita fue la exhibición del sonido, donde se puede jugar con los instrumentos de música electrónicos.

Gotemburgo, Suecia

Tras la visita al museo, regresamos al apartamento de mi amiga y así arreglarnos para su cena de cumpleaños en un restaurante del barrio. Luego iríamos a un baile moderno en el “Göteborg Opera House”. El lugar nos fuimos a cenar era genial, muy acogedor y elegante sin necesidad de ir demasiado bien vestido. Lo necesario para poder disfrutar de un plato que no podría irme sin probar: ¡el salmón! El salmón llegó con sus espárragos y patatas, todo ello acompañado de una salsa especial. ¡Todo fue absolutamente delicioso!

Gotemburgo, Suecia

Después de comer, nos dirigimos al centro en el tranvía que nos llevaría a la Ópera. Se trata de un moderno edificio que fue inaugurado en 1994 y que está situado junto al puerto de Göteborg. Cuando entramos al interior del edificio, me quedé impresionada por la apariencia moderna y, al mismo tiempo tradicional que tenía todo. Los asientos estaban cubiertos de terciopelo rojo y elementos de oro en la sala principal. Habíamos traído con nosotras una pequeña bolsa de caramelos que, por supuesto, incluía pescado sueco.¡Las mismas gominolas rojas que siempre compraba en el bar junto a la piscina cada verano, ahora en el país de Suecia! Dejamos nuestros abrigos y nos dirigimos a nuestros asientos, aunque yo no estaba muy segura de lo que estábamos a punto de ver. Mi amiga había elegido venir a ver una interpretación experimental de danza moderna, y el trabajo se dividió en partes con diferentes líneas de la historia, donde los bailarines combinaban la danza con algunos diálogos para ayudar a contar la historia. Evidentemente, el diálogo era en sueco, así que pasamos una media hora tras de la actuación, tratando de averiguar exactamente lo que podría haber estado sucediendo durante la historia. No obstante, la representación estuvo genial, y me quedé impresionada por el hecho de que una pieza de danza más experimental, hubiera sido representada en la Ópera de corte tradicional.

Gotemburgo, Suecia

Después de la Ópera fuimos a tomar un postre de cumpleaños con mi amiga y el resto de personas que habían venido con nosotras al teatro. Fuimos a una cafetería que se encuentra muy cerca y que tenía diversos pasteles para elegir. Era un lugar acogedor, con sillas forjadas en hierro y mesas que eran demasiado pequeños para colocar los platos de todos. Yo elegí un tipo de pastel de bayas que venía con salsa de chocolate blanco junto con un café descafeinado con leche. Aquí pudimos continuar nuestra conversación sobre la obra del teatro y una de las chicas suecas que habían venido con nosotros trató de explicarnos los detalles que nos habían pasado por alto durante la historia.

Gotemburgo, Suecia

A la mañana siguiente, aunque mi vuelo salía al mediodía, tuvimos tiempo para un desayuno especial antes de mi hora de partida llegara. Mi amiga tenía en mente el sitio. Fuimos a un restaurante francés situado en el centro cerca de la catedral, llamado Le Pain Français. Mi amiga me había estado poniendo los dientes largos acerca de su increíble menú “brunch”, siendo éste una especie de fusión de la cocina francesa con la sueca. Pedimos el desayuno completo que incluía un croissant, queso, un panecillo con mantequilla, pepinos (la idea era que cada uno se hiciera propio bocadillo con queso y un poco de pepino), un huevo duro, yogurt si querías, y finalmente café y zumo de naranja.

Gotemburgo, Suecia

Todo esto servido con una preciosa presentación. El restaurante en sí era como las “brasseries” que había visitado en París, con suelos de madera y un ambiente cosmopolita, cálido, y con pequeñas mesas para el café. Llegamos justo cuando estaban abriendo, ya que nuestro horario era limitado. Fue el broche perfecto de mi visita a Göteborg. Tengo que ruskomendar una visita a Gotemburgo con 5 boquerones. Fue una ciudad que me sorprendió y me dejó completamente cautivada por su singularidad, su comida y su cultura.

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Abby Roule
I was born and raised in Pennsylvania, USA. I've lived in Reading and Pittsburgh (PA), in New York City for 6 years and in Spain for 5 years (in Madrid, Sevilla, Barcelona, and now Málaga). I designed Rusko!
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